lunes, 25 de noviembre de 2013

Capítulo 1: Primera parte.

Mientras estaba sentado hacia atrás en su silla, Totsuka Tatara miró fijamente hacia la cara del chico. A la vez, el otro parecía estar casi de mal humor, un tanto desconcertado,  y desvió sus ojos de la mirada que pretendía cavar más profundo pasando de sus gafas.

“… ¿Qué es lo que quieres?”

“¿Uhm? Nada. Solo estaba echando un buen vistazo hacia la cara del señor recién llegado”

Ellos estaban dentro del Bar “HOMRA”, situado en algún lugar en un área con una buena reputación en Shizume City. Con su piso lacado y un elegante mostrador que olía ligeramente a madera,  el estilo de su interior no estaba a la altura de su descripción como el lugar de encuentro de una violenta pandilla de vulgares hombres jóvenes. Los estantes detrás del mostrador se alineaban llenos de botellas estrechamente juntas — una variedad de bebidas al gusto personal del propietario, desde las bebidas más comunes hasta cosas mucho más raras que podrían ser muy difíciles de conseguir. 





A pesar de lo mal educados que podían ser, los chicos nunca armaban un alboroto dentro, ni  rompían cosas o hacían un lío. Y eso era probablemente porque sabían demasiado bien, que en caso de que sucediera algo así, no habría nadie que supiera que tipo de castigo pondrían recibir del dueño del bar. Kusanagi era el tipo de persona agradable que siempre llevaba suelta una sonrisa, comportado, con buenos modales y tenía un gran sentido del humor; pero, si él se enojaba, su delgado brazo podría bloquear a un gigante con mano de hierro como ningún otro.

Hoy también, como siempre, los chicos se reunieron en el bar sin alguna razón específica. Se reían de cosas triviales y clamaban en voz alta juntos, y sus voces resonaban a lo largo. Para los miembros de Homra, en este lugar estaban en casa.

Por el momento, Totsuka le había dado la espalda a ese tumulto y se sentó a horcajadas en su silla, eligiendo un lugar para observar al muchacho solitario que estaba sentado en una esquina de la barra y deliberadamente evitando a todos los demás. Llevaba gafas con montura negra y, desde atrás de sus lentes, siempre parecía que solamente estudiaba todo a su alrededor con un aire de aburrimiento perpetuo.

Él era uno de los chicos que recientemente había ingresado a Homra después de graduarse en la escuela media.  El compañero que había llegado junto a él, Yata Misaki, ya estaba completa y perfectamente adaptado, pero este otro — Fushimi Saruhiko — todavía no mostraba alguna intención de querer abrir su corazón hacia cualquiera de los miembros de Homra en absoluto.

En términos generales, el cuidado de los recién llegados era algo así como el trabajo de Totsuka. Aunque, en sí no podía llamarlo “cuidado”, él realmente no hacía mucho más que guiarlos un poco. Les daba un vistazo, les enseñaba algunas reglas fáciles, y luego terminaba por convertirse en su amigo.

Pero, incluso para Totsuka, Fushimi era probablemente algo como el frustrante de planes perfecto.

“Hey, ¿Saru-kun?”

“………………….”

Fushimi respondió a ese llamado nivelando una mirada visiblemente disgustada con Totsuka.
Tuvo que haber admitido que él odiaba ser llamado Saru-kun, y entonces todo sería más fácil, pero el muchacho no podía abrir la boca para expresar cualquier descontento en lo absoluto.   
Cuando se introdujeron por primera vez, Yata había conseguido un “Misaki-kun” e inmediatamente gritó — “¡No me llames por mi nombre!” — y después todo se había hecho mucho más simple. Pero esa era una historia totalmente diferente.

Por el momento, hasta que Fushimi fuera y dijera que le molestaba, Totsuka decidió simplemente seguir llamándolo así.

“¿Sabes Saru-kun?, en realidad ahora soy genial en shōgi.”

“…Ah, ¿sí?”

“Pero, verás…no tengo a nadie para jugarlo. Yata es terrible…o, más bien, no importa cuántas veces se le expliquen las reglas, el seguirá sin recordarlas. Kusanagi-san es realmente bueno, pero siempre está ocupado y no me va a complacer del todo. Y entonces, traté de jugar una vez con el rey también, pero este chico también es irremediablemente débil….es como si el concepto de proteger al rey no existiera en su cabeza. El jugo solo una vez y luego inmediatamente se aburrió y lo llamo un juego estúpidamente aburrido.

“………………….”

Una vez más solo había silencio.

Pero a Totsuka no le importaba.

“Así que, Saru-kun,” continuó. “¿tendrás una partida conmigo?”

Sonriendo alegremente, cuidadosamente observó a Fushimi para ver alguna reacción.

…Sin lugar a dudas, él estaba molesto.

Fushimi nunca actuaba abiertamente hostil, pero no exactamente trataba de ocultar su frustración interior tampoco, por lo que sus verdaderos sentimientos aún eran bastante fáciles de leer. Él era probablemente del tipo que odiaba sentirse mimado; así que si alguien intencionalmente se ocupaba de él así, tratando de hacerlo encajar, únicamente se molestaría. Con todo eso, dejando una cierta distancia era probablemente la mejor manera de tratar con él.

Totsuka lo sabía muy bien, pero de alguna manera todavía se encontró a sí mismo tratando de ocuparse de él. Realmente creía que Fushimi era un chico muy interesante.

“¡Totsuka!” Lo llamó Kusanagi desde el mostrador.

Cuando Totsuka volteó a mirarlo, el hombre señaló con el mentón mientras continuaba limpiando un cristal,  indicándole el segundo piso del bar. 

 “Ve a llamar a Mikoto para que baje un momento.”

“¿Para qué?”

“No ha mostrado la cara en días, así que ahora las cosas que necesito hablar con él están amontonadas. Caray…que vaya a jugar al ermitaño así en el segundo piso de algún otro bar.”

Totsuka rio incómodamente. 

Para todo el ruido que estaban haciendo apenas hace un momento, los otros miembros habían caído de repente en silencio mientras observaban cuidadosamente, curiosos por saber de qué podría tratarse el intercambio de palabras entre Kusanagi y Totsuka. La disposición de su rey era un asunto de la mayor de las importancias.

Cuando estaba de mal humor — o más exacto, cuando tenía esos momentos en los que se asemejaba que se perdía por completo en el fondo de su mente — la alegría despreocupada de sus compañeros no alcanzaba a Suoh y parecía como si fuese a matar a todo el mundo a través de un solo toque.

Aunque no es como si él alguna vez les hubiese gritado o molido a golpes.

Todo lo que hacía era dar a los que tenía cerca un vistazo.

Pero esa mirada sólo podía enviar a sus jóvenes camaradas una sacudida hasta el punto de no poder soportarla.

Dando una sonrisa forzada, Totsuka ligeramente hizo un gesto a Kusanagi y se dirigió hacia las escaleras.

***
La habitación vacía que estaba por encima del bar era donde Suoh se había instalado a vivir.

Al parecer, él no se preocupaba por sus condiciones de vida. Las únicas cosas en la habitación eran un sofá, una cama tan gastada que parecía que había sido recogida de cualquier lugar, y luego por lo menos tenía una pequeña nevera, lo que en general daba al lugar un aspecto tan vacío que ni siquiera parecía como si alguien estuviese viviendo allí en absoluto.

No le preocupaba la privacidad tampoco, Totsuka y Kusanagi podían entrar a su antojo sin conseguir realmente alguna queja de su parte.

Pero, como él vacilo un poco enfrente de la puerta, Totsuka golpeó la puerta por si acaso.

Como de costumbre, no había alguna respuesta proveniente del interior.

“Rey, voy a entrar” anunció Totsuka simplemente al abrir la puerta.

Suoh estaba tumbado en el sofá como un muerto.

Tenía los zapatos aún puestos, las piernas apoyadas en el sofá y miraba al techo con vacío, con los ojos desenfocados.

Haciendo su camino hacía el borde del sofá, Totsuka se asomó hacia su rostro.

Como si le resultara una molestia hacerlo,  Suoh perezosamente volteó a verlo.

“… ¿Qué?” Dijo con una voz que sonaba como si viniera de las profundidades de la tierra.

“Últimamente no has mostrado tu cara en absoluto”

Suoh resopló un poco por la nariz ante las palabras de Totsuka. Ese gesto fue suficiente para comunicar que ya había encontrado eso como algo demasiado molesto de tratar.

A pesar de eso, sin embargo, aunque se encontrara acostado así, el despedía un aura amenazante.

Era un peligro inminente, capaz de destruir algo en cualquier momento. Así que en vez, para no explotar de esa manera, sacó su anormal apatía. 

Pero a Totsuka no le importó y solo sonrió para llamarlo de nuevo.

“Kusanagi-san dijo que había un montón de cosas que necesitaba hablar contigo”

“………………….”

“Hay que mostrarse a veces. Es duro para todos nosotros estar de buen humor cuando su rey no está ahí”

“………………….”

“Tú sabes, rey…porque estas de mal humor, todo el mundo tiene una especie de preocupación. …En fin, Kusanagi-san me dijo que viniera a buscarte, así que baja conmigo por ahora. “

“………………….”

No importa lo que haya dicho, Suoh no respondió. Los labios se le crisparon hacia abajo en un puchero, Totsuka le dio la espalda y se deslizo hasta el suelo, sentado con la espalda apoyada en el sofá.

“¿Tuviste un mal sueño?”  Hablo desde allí.

El silencio reinó durante un rato. Entonces, finalmente, su lengua produjo un chasquido.

“No lo recuerdo, así que no lo sé”

Con el sonido de la profunda voz de Suoh, Totsuka cerró ligeramente los ojos.

“…Me pregunto qué clase de sueño tendré.”

El ruido del bar todavía alcanzaba débilmente al segundo piso. Mientras escuchaba eso, Totsuka esperó pacientemente una respuesta.

De la nada, Suoh extendió su mano y lo agarró por la cabeza.

“¡Woah…!” Exclamó Totsuka con sorpresa.

Debido a la gran y fuerte mano de Suoh, era muy fácil conseguir un buen agarre de la cabeza de Totsuka. Y a partir de ahí, rápidamente aumentó la presión.

“¡Wowowowo!, ¡¿por qué!?, ¡¿por qué rey!?” Después de ser presionado por un tiempo, Totsuka de repente se vio empujado. “Ouch… ¿Qué fue eso…?”

Actuando completamente indignado por el ataque directo que había recibido, Totsuka se arrastró lejos del sofá donde yacía Suoh, y volvió la mirada para verlo con reproche, con los ojos casi llenos de lágrimas por el dolor. Incluso después que había abusado de la cabeza de alguien así, el hombre todavía se quedó mirando el techo con el mismo rostro apático de antes.

“¿Rey?”

“Esa cabeza tuya sería fácil de roer incluso con una mano, eh,” Suoh solo dijo algo casualmente inquietante como eso con una voz aburrida.

Si hubiese querido hacerlo, probablemente Suoh pudo haber aplastado la cabeza de Totsuka tan fácilmente como habría aplastado un huevo. Sabiendo muy bien la verdad acerca de esas palabras, Totsuka sólo dio una pequeña sonrisa irónica. Estiró una pierna hacía el sofá donde yacía el otro y le dio una ligera patada con el pie.

“Estoy bien” dijo, pero Suoh no respondió.

El sonido de alguien corriendo por las escaleras se escuchaba. Cuando Totsuka miró la puerta, los pasos que habían subido con vigor hasta el final parecieron vacilar allí deteniéndose justo afuera. Un instante después, alguien llamó con cuidado desde afuera.

“¡M-Mikoto-san!”

Como era de esperarse, Suoh no reaccionó ante esa voz obviamente asustada tampoco. En su lugar, Totsuka se levantó y fue a abrir la puerta.

“¿Qué paso?”

“Hay una señora llamada Kushina esperando en el piso de abajo”

***
“Honami-sensei, ¿no habíamos dicho que era mejor si no venías por aquí seguido?” Kusanagi habló con una voz angustiada de broma a Kushina Honami, que estaba sentada frente a él en uno de los taburetes del bar.

“No seas tan frío, ahora. Aquí esta uno de mis estudiantes, corriendo en un lugar tan encantador como este. Por supuesto que quiero visitarlo”  

Honami se rió alegremente. Ella estaba en sus treinta años, pero se comportaba tan juvenilmente, era fácil confundirla con una edad menor. De tez blanca llevando consigo una sonrisa tranquila, brillante, ocupaba un particular aire de elegancia, pero al mismo tiempo, al igual que cuando se conocieron, había un menos formal, más relajado, lado de ella también. Por ejemplo, justo un momento antes había derramado un vaso de agua por accidente, y luego empezó a limpiar por su cuenta mientras se reprendía a si misma ligeramente.

Una pequeña niña asemejada a una muñeca, de unos seis o siete años, se sentó junto a ella. Sus facciones eran demasiado suaves como un maniquí, y en su rostro no se mostraba alguna expresión en absoluto, mirándose como si realmente fuese un objeto inanimado. Llevaba un vestido con volantes, abundante en encaje, como los que se observan en las muñecas antiguas también.

El vestido era de un color azul profundo.

Mirando a este cliente, de la edad que obviamente no había demasiada frecuencia en el bar como para su apreciación, Kusanagi finalmente sacó un poco de jugo de naranja.

“Incluso traes a una pequeña niña como ella aquí también…” bromeó. “¿Cuándo es que tuviste una hija?”

Honami sonrió irónicamente y movió la cabeza.

“No, no, estas mal. Se trata de la hija de mi hermano mayor. ¿Cierto, Anna?”

Como Honami la miro, la niña llamada Anna sólo asintió con la cabeza, sin decir nada.

Ella carecía por completo de la timidez de alguien de su edad, y su expresión parecía más bien una máscara. Un tanto preocupado Kusanagi dio a Honami una mirada inquisitiva. Reuniéndose con sus ojos, la mujer dio una sonrisa incómoda, como si quisiera decirle que era un asunto complicado.

Antes de que Kusanagi pudiera pensar en qué decir a continuación, el sonido de varias personas descendiendo de las escaleras se hacía escuchar.

Cuando levantó la vista, Kamamoto y Totsuka salían por la puerta de al lado del bar, la cual daba al segundo piso. Totsuka saludó alegremente a Honami con un intercambio de sonrisas. Un poco más atrás, Suoh también se arrastró dentro, mirando flojo.

“¡Suoh-kun!”

La expresión de Honami se iluminó aún más y miró a Suoh. El reunió una mirada con ella con sus cansados y aburridos ojos.

“…Te dije que no vinieras aquí”

En su cara se leía un total descontento,  se dejó caer en una silla, una silla lejos de Honami.

Kushina Honami había sido la maestra de aula de Suoh en la escuela secundaria. En aquel entonces, apenas había terminado sus estudios en el año anterior y era una recién salida de la escuela secundaria por sus propios méritos. Y sin embargo, a pesar de lo que se temía en general por quienes lo rodeaban, Honami no se había acobardado o había retrocedido con Suoh en lo absoluto.

Kusanagi, que era un estudiante de último año en la misma escuela, había terminado también a su cuidado un par de veces. Por supuesto Honami no conocía los detalles de su situación actual. A lo mucho, sólo era vagamente consciente de que Suoh se había convertido en una especie de figura prominente en los barrios bajos de Shizume City.

Homra tenía un montón de enemigos, por lo que Kusanagi y los demás trataban de no involucrarse demasiado con personas que no tenían nada que ver con ese tipo de vida.

Pero, si esto se debía a que la conocían desde tempranos días o no, de alguna manera no podían decidirse a cortar los lazos con Honami completamente. En cierto sentido, se podría decir que Suoh tenía una leve debilidad respecto a ella y lo mismo era con Kusanagi.

Al darse cuenta de este favoritismo, los otros miembros no tardaron en malinterpretarlo.

“¡Señora, voy a poner su equipaje aquí abajo!”

“¡Señora!, ¿quiere una manta para su regazo?”

Kamamoto que había conseguido una idea totalmente equivocada acerca de la relación de Suoh y Honami, y Yata quién asumió también lo mismo, fue torpemente haciendo todo lo posible para actuar servicial y considerado. Se mantuvieron a su alrededor mientras intentaban ponerse a su servicio. No tardo del todo al darse cuenta que estaba siendo tratada como una socia del jefe, Honami les aseguró que estaba bien y les dio las gracias cada vez con el mismo tipo de suave sonrisa que ella daba a sus diligentes estudiantes.

Como se quedó sentado con la barbilla apoyada en la mano y miraba desinteresadamente, Suoh de repente levantó la mirada.

Miró hacía atrás.

“Oh, mi,” levantó la voz Honami con un poco de sorpresa “Anna…”

La chica inexpresiva que había traído con ella estaba detrás de Suoh, mirándolo como si hubiese visto algo raro e inusual. A pesar de que recibió una mirada de él — o más bien, una mirada tan aguda que podría haber hecho a alguien tambalearse — Anna no parecía encogerse en lo absoluto, y acababa de realizar su “investigación” con los ojos fijos.

Sin decir nada, Suoh también siguió mirándola fijamente por un rato.

Un ligeramente raro intervalo pasó.

Todo el mundo alrededor de ellos se quedó en silencio también, absortos en esa  extraña atmósfera.

Justo cuando por fin recordaron respirar, Anna giró bruscamente sobre sus talones.

Alejándose de Suoh con calma, con pasos lentos, se dirigió a un rincón de la habitación y se sentó en el suelo, en realidad no cuidaba si su vestido podría ensuciarse, mientras sacaba algunas canicas del bolsillo empezando a jugar con ellas.

“Ahora, esto es raro. Que Anna se interese por alguien…” Dijo Honami, mirando hacia atrás y hacia adelante, viendo a Anna y Suoh con los ojos un poco abiertos.

“Bien entonces, es una niña extraña.” Kusanagi entrecerró los ojos para mirar a Anna que seguía sentada en la esquina del piso.

Tal vez porque era muy raro para ellos ver a una niña aquí, todo el mundo que se reunió en el barm, también la observaban con interés definiéndolo a distancia.

“Entonces, ¿qué vas a tomar?” Finalmente preguntó Kusanagi cuando de repente se dio cuenta de que él aún no le había servido nada a Honami.

Ella echó un vistazo a la tabla del menú negro.

“Creo que tomare un poco del curry especial” dijo ella para después llamar suavemente una vez más a la niña sentada en el suelo. “¿Anna?, ¿quieres comer curry?”

Sin voltear a mirarla, ni decir nada, Anna se limitó a sacudir la cabeza. Honami forzó una sonrisa.

“Supongo que no tiene hambre” dijo Kusanagi desde la olla mientras preparaba una porción del curry especial de pollo con tomate de Homra para Honami.

“Ella realmente no come mucho…Pero, ¿de todos modos le prepararías un poco? Sin embargo, lo siento si se queda…”

“Está bien. No te preocupes por eso.”

Kusanagi saco un plato pequeño y coloco un poco de curry para Anna en él. Honami se puso de pie para tomarlo, pero la mano de alguien más se adelantó.

“Se lo llevaré. Honami-sensei, termina de seguir hablando con el rey.”

Antes de que la mujer pudiese llegar a él, Totsuka cogió el plato pequeño. Poso una dulce y amable sonrisa en su rostro, y se lo llevo dirigiéndose a Anna.

“Entonces, ¿qué es lo que pasa contigo hoy?” Preguntó Kusanagi a la ligera mientras se inclinaba sobre el mostrador. “Trayendo a esa pequeña niña aquí”

Honami sonrió con tristeza de alguna manera cuando recogió el curry con la cuchara y abrió la boca.

“Es el día de Anna con licencia temporal del hospital”

“¿Hospital? ¿Pasa algo con ella?

Dándole la espalda por un momento a Honami, Kusanagi miró a Anna. Totsuka había puesto el plato de curry a su lado, le decía algo, pero la chica ni siquiera lo miraba  a los ojos y solo continuaba rodando las canicas por el suelo.

“De acuerdo con el médico, hay algo malo en su cerebro. Al parecer es una enfermedad grave, por lo que tiene que someterse a exámenes y tratamiento en un centro especial”
Honami miró hacia abajo y un poco de cabello se deslizó por sus hombros. Mientras observaba su estado abatido y mirando sus largas pestañas, Kusanagi frunció el ceño.

“Suena difícil. ¿Qué tiene?”

“La enfermedad no tiene un nombre claro aún. Ella es generalmente normal, pero a veces, al parecer ella alucina y se despierta con dolor de cabeza. De acuerdo con los médicos en la instalación, si ese trastorno en su cerebro se deja sin tratamiento, podría incluso poner en peligro su vida.”

“Hey, ella con seguridad va a mejorar. ¿No?” Le preguntó nerviosamente Yata, que había estado escuchando todo a un lado.

Honami sonrió suavemente y la cara de Yata se puso roja al instante, y su boca tembló torpemente.  

“Sí, estoy segura de que va a mejorar. Los médicos están haciendo todo lo posible para encontrar una manera de curarla también”

“Haciendo lo posible para encontrarla” significaba, en otras palabras, que no se podía hacer con los métodos actualmente disponibles para tratamiento.

“Ella aún es pequeña, pero está hospitalizada todo el tiempo y apenas consigue un día de licencia así…se ha convertido en una chica que no muestra sus sentimientos  en la cara en absoluto. Ella siempre está cavilando así en casa también, así que ni siquiera sé que más hacer…”

“¿Ella tiene padres?” Suoh de repente abrió la boca para hablar después de haber permanecido en silencio durante todo este tiempo.

Todavía parecía tan letárgico, pero parecía como si hubiese estado prestando la atención debida a la historia, independientemente de Honami. La mujer parpadeó sorprendida y lo miró.

“Si fuiste a recogerla y estas cuidando de ella. ¿Dónde están sus padres? Ellos… ¿han muerto?”

Habló sin cuidado, pero la forma en la que lo dijo no fue particularmente fría. Honami dejó escapar una respiración lenta y profunda y luego asintió.

“Fue el año pasado…mi hermano y su esposa fallecieron en un accidente automovilístico.”

No sólo estaba enferma, sino que también había perdido a sus padres. Anna era una chica muy desafortunada. No era de extrañar que tuviera el rostro rígido, sin expresión como una muñeca, y los ojos como una canica sin expresar alguna emoción.

“Oh, dios mío… ¡ahora casi me dan ganas de llorar!”

Como para tratar de cambiar sus sentimientos en marcha, Honami levantó la cara y trató de posar una amplia sonrisa de nuevo.

“Este es un día importante para Anna, abandonar el hospital, así que…vamos a poner esta triste charla de lado por ahora. Hey, ya que esta es una rara oportunidad, quería llevarla a algún lugar, pero, ¿podrían darnos instrucciones sobre esta zona?”

“¡Les puedo dar un recorrido por Shizume City si quieren!” Ofreció Yata, tropezando con sus palabras mientras evitaba mirar a Honami directamente a la cara.


Cuando Honami suavemente le dio las gracias, él se abrumo completamente. Observando todo desde el rabillo del ojo, Kusanagi finalmente libró una última mirada hacia Anna. 

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